En la última charla organizada por el Proyecto FlacsoLab Hacia un Nuevo Contrato Sexual expuso la periodista especialista en Derechos Humanos, Mónica Maureira , quien abordó la importancia de incorporar un lenguaje inclusivo, tanto en la letra como en el contenido de la Ley en igualdad y sin discriminación, para asegurar un nuevo contrato sexual en lo que será la nueva Constitución chilena.
El lenguaje posibilita pensamientos y experiencias cotidianas al reproducir prácticas que validan la discriminación, discursos de odio y estereotipos de género. El impacto de dichas prácticas se reproduce al jerarquizar los espacios de participación de las personas, a través de los estereotipos sexuales y las construcciones culturales basadas en el género que se han legitimado en la letra de la Ley.

Mónica Maureira
Magíster en Comunicación Política, ambos de la Universidad de Chile. Es responsable de las comunicaciones de la Dirección de Género, Diversidad y Equidad de la Universidad de Santiago de Chile, profesora de Periodismo de la Universidad Diego Portales, integrante del Observatorio Género y Equidad, editora de Mujeres en el Medio y parte de la Red de Periodistas y Comunicadoras Feministas.
La especialista en Derechos Humanos, desarrollo la exposición bajo tres premisas: (i) el lenguaje es un proceso de socialización y de construcción de identidades que ha reproducido discriminaciones y desigualdades sexuales; (ii) el lenguaje como reproductor de la realidad para modelar las culturas y; (iii) la toma de conciencia como factor clave para cuestionar la naturalización del lenguaje y las estructuras de poder que sustenta.
El lenguaje inclusivo y no sexista se convierte en un dispositivo que permite hacer visibles las discriminaciones, que recaen en aquellos grupos que se les ha marginado en razón de su sexo, orientación sexual, identidad de género, discapacidad, entre otras
En esta misma línea, la experta señaló que “en la redacción de la Nueva Constitución es relevante cuestionarse y reflexionar en torno a las implicancias del uso del lenguaje y cómo se ha naturalizado en torno a un sistema androcéntrico del derecho, para la reconstrucción de las formas de comunicación e ir eliminando las desigualdades de género, que permitan reconocer a las diversidades existentes y por el respeto a cada una de las personas que componen la sociedad”.